De cartas y carteros

Publicado por Yucatannoticias.com jueves, 11 de noviembre de 2010

Gracias a ellos, nos enteramos de noticias que transforman para siempre nuestras vidas.


• Felicidades a los trabajadores del servicio postal este 12 de noviembre, “Día del Cartero”.

Mérida, Yucatán, México a 11 de noviembre de 2010 (Bernardo Caamal Itzá).

Cada vez que escuchaba el silbatazo del cartero en la puerta de la casa, sonreía. Sabía que en ese momento me llegaban documentos de mucha valía. Fue a partir de esos años cuando me di cuenta de la importancia de escribir y del poder de la palabra que tenían nuestras cartas.

A mis 11 años, recuerdo haber escrito mi primera carta. Fue para solicitar un curso a distancia del Instituto Maurer, ubicada en la Ciudad de México. El 24 de diciembre de 1980 recibí la contestación a vuelta del correo. ¡Fue como un regalo de Navidad tener esa correspondencia en mis manos!

A esa edad no me era fácil redactar, pero me fascinaba intentar escribir y reescribir mis cartas. Claro, sin el apoyo de la tecnología tal como sucede hoy con los programas de cómputo.

Otro de los momentos inolvidables fue cuando solicite mi primer ejemplar, en 1982, de la revista Selecciones del Reader's Digest. A partir de entonces, recibía cada mes mi valioso ejemplar.

En aquellos años, en el pueblo, sólo contaba con el servicio de correos y telégrafos. No como hoy, cuando tenemos a la mano el teléfono celular o el internet. En aquellos años, contadas personas tenían teléfonos de tipo convencional, y la voz en el auricular se escuchaba muy distante cuando la línea funcionaba, lo que hacía difícil la comunicación.

Entonces, las cartas se convertían en excelentes amigas para transmitir noticias y mensajes a nuestros seres queridos. Así que casi todos los días iba a checar la lista de correos para revisar si tenía alguna correspondencia. Frecuentaba el módulo de correos que está aun a la entrada principal de la Universidad de Chapingo.

Las veces que recibía las cartas de mamá y de mi novia se transformaban en días muy especiales. Leía y releía sus misivas para saber a detalle lo que ellas me compartían.

Pero los tiempos cambian. A finales de los años 90’s, abrí mi correo electrónico y mis correspondencias las enviaba en cuestiones de segundos usando este tipo de servicios. Fue cuando el cartero disminuyó su visita por la casa; ahora sólo llegaba con el envío de alguna revista o alguna correspondencia especial.

Don Vitorín, uno de los carteros que conozco y que rebasa los 50 años de edad, con la amabilidad que lo caracteriza y en su tradicional bicicleta, recorre el pueblo con más de 15, 000 habitantes. Él conoce el pueblo como la palma de su mano.

En una ocasión, al compartirme sus vivencias, me dijo: “Hay veces que llegan las cartas y no tiene la dirección exacta. Entonces nos tenemos que ingeniar para buscar dónde está esa calle, y aquí, como en todos los pueblos, si eres nuevo en este trabajo te pasas días enteros en la búsqueda”.

“En mi caso, se me facilita el oficio porque conozco todas las colonias de este pueblo. Para no tener problemas, organizó las cartas de tal forma que no tenga que desperdiciar mi tiempo. Sin embargo, aún se me duplica la chamba en los últimos días de cada mes, porque es cuando las empresas telefónicas envían masivamente sus correspondencias, y como sabemos de los riesgos que implica para los ciudadanos, tratamos de que dicho documento llegue lo más pronto posible en sus manos”.

“Nuestra eficiencia es posible de verificar, con las fechas que tienen los matasellos de las correspondencias”, nos compartía don Vitorín.

Don Vitorín forma parte de aquellos ciudadanos que podemos llamar nuestros héroes anónimos, porque de alguna forma ellos nos traen noticias buenas o malas, pero al final al cabo, cumplen con su cometido, en traer nuestros documentos.

En mi caso, una de las cartas que transformó mi vida, fue cuando supe que había obtenido una beca para continuar con mis estudios...

¡Qué tiempos aquellos! Y hoy, recordar estos momentos, es con la idea de rendirle un sencillo homenaje este 12 de noviembre, a todos los carteros al celebrar su día.

La palabra “correo” quiere decir “el que corre” y este nombre nació porque se necesitaban corredores fuertes y rápidos que pudieran llevar mensajes lo más pronto posible hacia su destino.

Pero ¿sabías que los carteros existen en México desde antes de la llegada de los españoles? Utilizaban el servicio de postas que era realizado por fuertes, rápidos y valerosos corredores de enormes distancias, que llevaban noticias de un tlatoani o rey a otro.

El festejo del día del cartero se realizó por primera vez el 12 de noviembre de 1931, gracias a dos carteros que salvaron la correspondencia de un tren lleno de dinamita por los revolucionarios y de otro cartero que prefirió mojarse para cubrir la correspondencia con su gorra y su saco.

Por eso, a pesar de los avances de la comunicación y del internet, el correo tradicional sigue vigente. Esto, gracias a que todavía no existe un método más rápido para mandar paquetes y documentos importantes. Así que a todos los carteros en su día, le debemos nuestro agradecimiento ¡Muchas Felicidades a todos los empleados postales!

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