Los rotarios invitaron a la Fundación a transferir sus proyectos de cerdo pelón y de cultivos de traspatio en varias comunidades, empezando por Cuzamá.
Un socio,Miguel Cruz Trujeque, no ocultó sus dudas. Dijo que el cerdo pelón entró en fase de extinción hace varias décadas, “porque se le vinculó con la propagación de enfermedades como la cisticercosis debido a que se alimentaba con restos de comida, es un ejemplar que no engorda demasiado, y la verdad: es feo. Por qué invertir en un animal que en el pasado causó muchas muertes?”, preguntó.
El Dr. Ángel Carmelo Sierra Vásquez, responsable del proyecto de conservación y aprovechamiento del cerdo pelón en la entidad, aclaró que la cisticercosis se propagó no porque el cerdo pelón comiera los restos de la comida casera sino porque se le dejaba libre en el traspatio y, al buscar alimentos, entraba a las zonas de fecalismo al aire libre. El nuevo esquema de investigación, añadió, demuestra que con un manejo adecuado, ese animal se mantiene libre de enfermedades, no necesita vacunas ni antibióticos y en las comunidades marginadas ha demostrado ser una excelente opción para garantizar el consumo de proteínas y generar un dinero extra.
Los rotarios también mostraron interés en las alternativas de producción rural que aprovechan la cultura maya y son amigables con el medio ambiente, como los pastos mejorados, cuyo impacto en la ganadería local expuso el investigador del Instituto Tecnológico de Conkal, Dr. Benjamín Ortiz de la Rosa.
Un rotario preguntó qué resultados positivos arroja la existencia de la Fundación Produce Yucatán a casi 15 años de su creación. Pedro Cabrera Quijano, presidente de la institución, respondió que esa noche sólo presentó dos de los más de 500 proyectos de investigación con impacto en la producción agrícola, ganadera, forestal y pesquera de la entidad.
“En los últimos dos años la Fundación Produce Yucatán se encargó de sacar la investigación de los archiveros y los cajones. Hoy, investigadores y productores hablan un mismo idioma en la búsqueda de soluciones a problemas que nos atañen a todos, como sociedad”, agregó.
Cabrera Quijano apuntó que los recientes desastres naturales de Veracruz desnudaron un verdad de Yucatán. La carestía de frutas y verduras, y el sobre precio que alcanzaron muchos productos de la canasta básica se debe a la gran dependencia de las familias yucatecas a la producción agropecuaria del resto del país y del mundo.
En los hechos, la producción agrícola y ganadera de Yucatán, no reflejan las cifras optimistas de los informes oficiales, recalcó.
“En los medios leemos, por ejemplo, que se presume el cultivo de 700 hectáreas de chile habanero en Yucatán. ¿Dónde están esas 700 hectáreas? Con una producción de ese tamaño inundaríamos de picante el mercado de los cinco continentes. Salgan, vayan al campo a buscar esas 700 hectáreas, averigüen dónde están”, exhortó.
Cabrera Quijano explicó que precisamente las reuniones de la Fundación Produce con distintos actores sociales de la entidad sirven para abrir momentos de reflexión, pues muchos ciudadanos, sobre todo los de zonas urbanas, no cobran conciencia del grave peligro social que se avecina por la falta de producción agropecuaria.
“En cifras nos pueden decir que somos productores de primer mundo en la agricultura y la ganadería, nos pueden atolondrar con anuncios de grandes inversiones, pero… ¡salgan a ver la realidad! No se queden cruzados de brazos. Pregunten, cuestionen, verifiquen que los hechos correspondan a las palabras”, pidió.
-No tienen qué viajar tan lejos para responder una pregunta: ¿Qué se produce en las comisarías de Mérida? –cuestionó.
-¡Votos! –respondió uno de los rotarios. Los asistentes soltaron la carcajada.
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